Anarko Barbie

por Naná García///

 

Mujer Colonizada

Para empezar con esta humilde pero brutal columna hago entrega de una breve pero contundente descripción de lo que llamo “Mujer Colonizada”.

La mujer colonizada es sumisa, cobarde pero se exhibe valiente tanto que parece comerse el planeta. Me choca la imagen de la mina que dice que si para no combatir este sistema puritano e inundado de machos pechos peludos. De repente parece feliz diciendo que sí, “que rica quedó la comida que me devoro en 5 minutos y te llevó casi tres horas elaborar, mujer mía”. También me irritan los tipos que eligen mujeres así, los heterosexuales digo. Porque si hablamos de las lesbianas, se eligen mejor, aunque le pese a más de uno. Hablaremos de mujeres con mujeres en otro capítulo. Para ser más descriptiva me voy a detener en tres ejemplos ejemplares.

El primer caso es el de “La Santa María”; es aquella que siente que todo sucede por “su culpa”, por su grandísima culpa, ella sufre su oscuro mandato de no gozar y de sacrificarse por aquello que está condenada a vivir socialmente. Cada vez que algo la señala está dispuesta a poner la otra mejilla para “pagar” por sus errores.  La educaron para llegar casta al matrimonio y así ser lo que la sociedad llama una mujer hecha y derecha, entregando su vida a cumplir con su rol de mujer madre.

El segundo caso sería el de “La Niña”; ella aprendió que las nenas no juegan con autitos, y no le quedó otra que pasear su cochecito de bebé, estrenar su cocinita de juguete a los 6 y aprendió a callar aquello de lo que “no se habla”. Creo que por este último punto no entendió por que un día ella tuvo su primera menstruación y horrorizada corrió a la casa de su vecina buscando una explicación antes de que su mamá le increpara al grito de ¿qué hiciste? Esperando ocultarlo a papá por que parecía estar cometiendo un delito. Avanzando con el lema de lo que NO SE HACE, ella aprendió que nada se toca sin permiso y la lección de ocultar sus deseos a tal punto de no desear legítimamente nada.

La tercera y última MUJER COLONIZADA, es ella, “La Pinta”. Sabe que si quiere ser una joven show, aceptada por su entorno, bella competitiva y delirante, debe pesar lo mismo que una lombriz, teñir su cabello y maquillarse como una puerta, para que nada de su naturaleza se note. Con los años aprende a dibujar la sonrisa, por que las chicas lindas solo lloran cuando la situación lo amerita y si queda bien hacerlo. Por último no puede olvidar pintar sus uñas, y depilarse, ayyyyy depilarse, que terrible ritual el de la depilación. “La belleza duele” comentó una sufrida mujer cercana alguna vez.

En fin, las mujeres fuimos colonizadas hace milenios, pero, hace siglos que ocupamos un lugar revolucionario, fuerte y de enorme coraje en la sociedad. Ya no nos dedicamos solo a tener hijos y darle de comer a los maridos, ahora escribimos, leemos, escuchamos, caminamos solas, nos vestimos como más nos guste y buscamos ser felices sin cansancio, y si aún no lo hiciste, el consejo de Anarko Barbie, es que rompas con las cadenas de tu propia colonización, que veas tus días con ganas de sentirte bien haciendo lo que más te guste hacer, y si no lo sabés, que a partir de hoy te preguntes por primera vez qué, qué más puedo hacer.

No quiero decir con esto que luzcamos nuestros vestidos con los pelos del hombre lobo, sino que a la hora de depilarnos lo hagamos por nosotras mismas, que somos las primeras en acariciarnos.

Saludos, hasta la próxima!

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